Potente y enérgica, la coreografía de Goecke lleva a los bailarines de la Staatsballet Berlin a un terreno digno de explorar. Con la simulación constante de temblores que recogen una y otra vez todo el cuerpo, los intérpretes logran transmitir un estado de ánimo singular a la par de bello. Goecke, joven aún, se muestra con esta creación maduro y sólido. Capaz de traspasar los límites autoimpuestos de la interpretación, este coreógrafo alemán que ha sido merecedor de importantes premios como el Nijinsky Award en 2006, muestra que mucho más se puede hacer en este terreno.