

La familia de películas fotográficas que más dolor sufrí con su pérdida fue la saga POLACHROME, en sus diferentes versiones de color, blanco y negro y blanco y azul.
El carrete venía con su cartucho de revelador, y al introducirlo en una pequeña maquinola manual obteníamos la película revelada y seca después de unas cuantas vueltas a una pequeña manivela. En tres minutos teníamos las 36 fotos en nuestras manos.
Fui un profuso usuario de dicha película, que mermaba mis ahorros, pero que trasmitía una sensación visual muy especial. Como apreciaréis en la siguiente foto, si la ampliamos mucho, veremos su trama, muy parecida a la de los televisores de rayos catódicos.






La versión utilizada en estas imágenes era la “normal”, imaginaos como era la High Contrast. Su sensibilidad teórica era de 40 ISO, aunque nunca estaba de más sobre-exponerla.
